miércoles, 13 de mayo de 2015
Fortalecimiento de la producción agrícola la experiencia de Chupaca y Concepción
En la sierra central del Perú, entre los 3.320 y 4.000 metros
sobre el nivel del mar (msnm), se ubica la provincia
de Chupaca, y entre los 3.200 y 3.500 msnm se encuentra
la provincia de Concepción, ambas provincias del departamento
de Junín por donde fluye el río Mantaro hacia la
vertiente oriental de los Andes. En esta zona de montaña
andina se pueden diferenciar tres ecosistemas: la quechua,
hasta los 3.500; la suni, hasta los 3.800; y la puna, por encima
de los 3.800 msnm.
La agricultura de la zona está muy integrada al mercado
urbano de Lima, ciudad capital del Perú, cuya demanda de
productos agrícolas es grande, lo que ha influenciado desde
hace décadas la práctica de una agricultura intensiva con
alto uso de insumos externos. Actualmente, la producción
agrícola se realiza con prácticas inadecuadas como el uso
excesivo de plaguicidas y fertilizantes, el incremento de
monocultivos, la fuerte promoción y comercialización de
productos agroquímicos y su adulteración, la escasa o nula
asistencia técnica y el poco interés de las autoridades por la
situación agrícola y ambiental. A esto se suma la costumbre
de los agricultores de la zona de abandonar y quemar
los envases de plaguicidas junto con los rastrojos, lo que
genera la contaminación del aire, suelo y fuentes de agua,
así como una mayor incidencia de plagas y enfermedades
resistentes a los plaguicidas comerciales. También uno de
los impactos más negativos es la reducción de las poblaciones
de controladores biológicos.
El objetivo principal de los agricultores de la zona es
obtener un alto rendimiento de sus cultivos, por lo que el
uso intensivo de agroquímicos comerciales es generalizado
a pesar del riesgo que significa para la inocuidad de los
alimentos por los residuos de plaguicidas en los productos
cosechados. Por otro lado, los agricultores no tienen
interés en cambiar sus prácticas convencionales, dada la
escasa o nula exigencia de los consumidores por productos
sanos y también por la falta de disposiciones legales
para el control del uso de agroquímicos. Sin embargo, algunas
ONGs locales trabajan en proyectos de producción
orgánica y han desarrollado y promocionado Escuelas de
Campo para Agricultores (ECAs), orientadas al desarrollo
de capacidades, principalmente en el Manejo Integrado de
Plagas (MIP).
En este contexto, la Red de Acción en Agricultura Alternativa
(RAAA) desarrolló la experiencia de fortalecimiento
de la agricultura orgánica en el marco del Proyecto
Piloto “Gestión Ambiental de los COPs generados por la agricultura en el Valle del Mantaro, Junín”, la cual contó
con la colaboración del Centro Ecuménico de Promoción
y Acción Social (CEDEPAS-Centro) y las municipalidades
de Chupaca y Concepción. Esta experiencia se llevó a cabo
de marzo de 2005 a diciembre de 2007 en las localidades
de Chupaca, Ahuac, Iscos y Chongos Bajo, en la provincia
de Chupaca, y en los distritos de Concepción, Santa Rosa
de Ocopa, Matahuasi y Nueve de Julio, en la provincia de
Concepción. El financiamiento fue otorgado por el Programa
de Pequeñas Donaciones (PPD) del Fondo Mundial del
Ambiente (FMAM).
La finalidad del Proyecto fue sensibilizar y generar
cambios en las prácticas agrícolas para lograr la reducción
de la contaminación, disminuir la incidencia de enfermedades
y plagas en los cultivos, incrementar la diversificación
productiva y contribuir a la seguridad alimentaria de las
familias rurales. Durante el proyecto se realizó un diagnóstico
participativo sobre los problemas de la agricultura
local, así como campañas y capacitaciones modulares
sobre producción agroecológica, para brindar a los participantes
–a través de visitas y prácticas de campo– información
actualizada sobre los impactos de los plaguicidas
y contaminantes orgánicos persistentes (COPs) y sobre el
diseño predial y manejo ecológico de suelos y plagas. Esta
experiencia contó con la participación de agricultores –varones
y mujeres– convencionales y orgánicos; estudiantes
de universidades; autoridades de las municipalidades y de
las direcciones regionales y agencias agrarias del Ministerio
de Agricultura; así como de docentes y estudiantes de
los institutos tecnológicos de Chupaca y Concepción.
La sensibilización ante el excesivo uso de agrotóxicos
ha sido un elemento de suma importancia para ampliar la
influencia de esta experiencia y la única manera de garantizar
el compromiso de la población local y de sus autoridades
con algo que atañe no solo a los recursos naturales y la
calidad de su ambiente, sino que tiene repercusiones en la
salud de todos. Para ello se realizaron campañas dirigidas
a las familias agricultoras, como la implementación de un
sistema de gestión ambiental de envases de plaguicidas con
triple lavado para reducir la contaminación en las áreas rurales.
Estas campañas contaron con la participación activa
de las autoridades municipales.
Capacitación en agroecología
Otro de los componentes esenciales de la experiencia ha
sido la capacitación en agroecología, donde se trataron
temas como las bases y principios de la agroecología, el diseño
predial y el manejo ecológico de plagas y de suelos.
Estos cursos se desarrollaron mediante una metodología participativa
con la colaboración de especialistas invitados y un
facilitador, cuya labor se orientó a promover la participación
de los agricultores, lo que motivó el intercambio de experiencias,
la integración del grupo y la construcción de una
visión sobre el desarrollo de una agricultura más sostenible.
Asimismo, se organizaron capacitaciones dirigidas a las autoridades
y líderes sociales con la finalidad de involucrarlos
en las campañas de sensibilización y desarrollar estrategias
de incidencia política para promover la agricultura orgánica
a nivel local y regional.
Cada curso se desarrolló en dos o tres sesiones con un
grupo de 30 productores, es ahí donde fue evidente la participación
de un 60% de mujeres agricultoras. En estas sesiones
se realizaban conferencias, talleres, dinámicas de grupo, visitas
y prácticas de campo y se entregaron módulos impresos
de capacitación.
Resultados y reflexiones de la experiencia
Como resultado los agricultores –mujeres y varones– de las
zonas donde se desarrolló esta experiencia han aprendido a
aprovechar de manera eficiente sus recursos: suelo, agua y
aire, así como las formas de incrementar la presencia de insectos
benéficos en sus campos de cultivo y el procesamiento
de abonos orgánicos, cuyo uso entre los beneficiarios es ahora
30% mayor que lo que era antes de la experiencia.
La participación de las autoridades locales ha sido un aspecto
clave en este proceso, ya que se pudo lograr que las
agendas regional y local involucren acciones para prevenir
los riesgos ambientales y de salud que ocasiona el uso de
plaguicidas y, además, que consideren la importancia de promover
la agricultura orgánica. Gracias a esta sensibilización
e información de las autoridades, el uso de agroquímicos en
el ámbito de la experiencia se ha reducido. Es también importante
destacar el fortalecimiento del conocimiento e interés
sobre la importancia de la calidad ambiental y los derechos
ciudadanos vinculados a ella, logrados mediante la conformación
de los comités de vigilancia integrados por los agricultores
mujeres y varones más comprometidos, así como
por las autoridades locales.
También se ha logrado ampliar el número de agricultores
(un 60% son mujeres) con mayor interés en desarrollar sus
capacidades para iniciar experiencias en agricultura ecológica
y algunos de ellos se encargan de difundirla en Concepción
y Chupaca.
Los agricultores y agricultoras que han participado en
esta experiencia reconocen los beneficios de la agricultura
sostenible y por eso se están comprometiendo con ella. Ellos
saben que este tipo de prácticas promoverá la diversificación
de su dieta alimentaria, incrementará la producción de cultivos
y el consumo de alimentos sanos, obtenidos mediante
una producción limpia donde se controlan las plagas con
técnicas agroecológicas eficientes.
Finalmente, se ha logrado que un mayor número de
productores, dedicados a la agricultura ecológica, alcance
un nivel de organización importante gracias a la
creación de la Asociación de Productores Ecológicos del
Distrito de Nueve de Julio, en Concepción.
Entre las principales dificultades que se presentaron
en la experiencia se puede mencionar el desconocimiento
que había en la zona acerca de los peligros del uso
de los plaguicidas. La resistencia al cambio de parte de
los agricultores convencionales es otro de los obstáculos
que impiden una transición hacia la opción agroecológica,
a la que muchos agricultores campesinos sí consideran
como alternativa conveniente a sus intereses.
A diferencia de Concepción, las autoridades locales
de la Provincia de Chupaca no se involucraron en la
experiencia; sin embargo, la acogida por parte de agricultores
y jóvenes estudiantes de la zona ha sido muy
buena. Fueron pocos los campos demostrativos que se
obtuvieron para la capacitación agroecológica, y también
son escasas las acciones concretas que permitan
reforzar y promocionar su práctica. El proceso de sensibilización
y desarrollo de capacidades debe ser continuo
para promover una reconversión de la producción agrí-
cola y contrarrestar la gran influencia de la agricultura
convencional en una zona donde existe gran resistencia
a romper con el monocultivo y el uso de plaguicidas y
fertilizantes sintéticos.
Participantes de la sistematización de la experiencia
Yaqui Alarya Cruzatt, Rogelio Maraví Obispo, Isabel
Alvarez Aquino, Paúl Mendizábal Carlos, Maria-Chiara
Bizetti, Timoteo Ñaña Meza, María Camarena De la
Cruz, Rojas Pelayo Capucho, Héctor Chacón Dorregaray,
Francisco Quispe Huamán, Consuelo Chan Reynoso,
Dely Luz Ramos Pocomucha, Melanio Chan Tolentino,
Agustín Rodríguez Castro, Edgart De La Cruz Savala,
Carlos Romero Carvajal, Crisanto Fabián Quispe, Marina
Santana Jiménez, Celia Huamán Carrasco, Marisol
Soto Lázaro, Glodoaldo Isaías Lopéz Gavino, Raúl Urdánegui
Basurto, Juan Carlos Manrique Villagaray,
Con la facilitación de Edith Fernández Baca de ETC Andes
y la colaboración de Ymelda Montoro Zamora y Rocío
Moreno Alvarado de la Red de Acción en Agricultura
Alternativa (RAAA).
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